martes, 2 de septiembre de 2008

“No soy infiel; son mis genes”

Parece la excusa perfecta para un hombre incapaz de casarse o de formar una relación duradera de pareja: la culpa está en sus genes.

Una nueva investigación descubrió una variante genética que afecta a una importante hormona que se cree está relacionada con los vínculos emocionales .Estudios en el pasado llevados a cabo con ratas revelaron que esta hormona -llamada vasopresina- afecta la capacidad de los animales de permanecer monógamos. La investigación, que fue llevada a cabo en el Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia, aparece publicada en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS). Según los autores, los resultados podrían ofrecer un mejor entendimiento de trastornos como el autismo y la fobia social.
Los científicos creen que el gen, que se encontró en un 40% de los hombres, puede afectar la forma como el cerebro utiliza la vasopresina. Este mismo gen ya ha sido vinculado con el autismo, un trastorno que se caracteriza por problemas en la interacción social de la persona.

"Encontramos que las mujeres casadas con hombres que tenían una o dos copias de la versión 334 estaban, en promedio, menos satisfechas con su relación que las mujeres cuyas parejas no tenían este alelo", dice Walum.
Los científicos creen que investigando más a fondo el efecto de la vasopresina en las relaciones humanas, se podrá tener un mejor entendimiento en las causas de enfermedades como el autismo.

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